Embelesémonos con el 2024
Arrate Iraolagoitia
¿Cuándo fue la última vez que te sentiste embelesado/a, fascinado/a o maravillado/a?
Tal vez sea una emoción conocida para ti. Algo que sientes a menudo ante espectáculos que nos regala la Naturaleza en forma de árboles singulares, puestas de sol inolvidables… o ante personas especiales y/o ciertos eventos de nuestra vida.
Por el contrario, tal vez sea una emoción que te resulta poco usual ya que la relacionas con experiencias extraordinarias (como por ejemplo, visitar alguna de las 7 maravillas del mundo) que no están al alcance de todas las personas.
Los últimos días del 2023, disfruté volviendo a escuchar un antiguo capítulo del podcast -“Feel Better, Live More”- del médico inglés Dr. Rangan Chatterjee sobre este tema. En él entrevistaba al Dr. Dacher Kelter (científico investigador y profesor de psicología en la Universidad de California) autor de un libro sobre nuestra capacidad de maravillarnos (en inglés Awe o Wonder) con nuestro entorno y cotidianeidad, y su impacto en nuestra salud física y mental.
En la conversación el Dr. Dacher definía esta emoción de embelesamiento como la respuesta de los seres humanos ante cosas poderosas, vastas y misteriosas. Algo que va más allá de nuestro marco de referencia, haciéndonos sentir pequeños/as y llenos/as de asombro.
Después de haber estudiado experiencias de personas en 26 países, encontró 8 tipos de fuentes de admiración o de asombro comunes y fácilmente accesibles para todos. Entre ellas: la Naturaleza, la música, la “belleza moral” (por ejemplo: percibir y sentir la amabilidad de otros), el acto de nacimiento y de muerte, y la “efervescencia colectiva” (por ejemplo: cuando nos sentimos en unidad con otras personas en estadios de deporte, en conciertos de música, en pistas de baile, en coros etc).
Subrayaba que este estado de fascinación reduce el ego y nos hace más humildes, más compasivos/as. Para cultivarlo y beneficiarnos de su impacto positivo en nuestra salud, ayuda tener una práctica regular de contemplación, como la meditación, la respiración consciente, el contacto con la naturaleza etc.
Así que, uno de mis buenos propósitos para el nuevo año es seguir cultivando la presencia (la conciencia plena en el aquí y ahora) y dejarme cautivar, fascinar, maravillar, asombrar (¡llámale como prefieras!) por todos esos pequeños milagros, cosas y personas extraordinarias de las que se compone nuestra cotidianeidad, esperando a ser descubiertas por nuestra mirada.
No sólo se beneficiará mi salud, ¡seguro que también disfruto saboreando más el 2024!
¿Te apuntas?
Feliz semana y ¡Feliz asombroso 2024!