Islas de cordura
Arrate Iraolagoitia
“En nuestro equipo hemos empezado a abrir espacios para hablar. Momentos que antes eran sólo para los números. Hablar no tanto de la tarea sino de lo relacional”.
“Esto que te estoy contando no se lo he contado a nadie, ni a mi marido. No puedo hablar así de lo que me pasa en el trabajo, no tengo con quien hablarlo”.
En las últimas semanas he estado trabajando con equipos de diferentes sectores y con directivos/as en sesiones individuales. En casi todas las ocasiones, han surgido comentarios relacionados con la posibilidad y necesidad de hablar y ser escuchados/as – ¿Contamos con momentos para hablar de nuestra relación como equipo?, ¿Tenemos con quién hablar de lo que nos pasa?-. He comprobado que, en general, la respuesta es no.
No es tan habitual tener espacios donde poder hablar, reflexionar y mostrarnos sin miedo al juicio o a que nos den consejos/soluciones rápidas (especialmente en estos tiempos donde se busca la inmediatez).
No es tan habitual contar con un círculo de personas que nos sostengan, nos acompañen en la pregunta sin brindarnos respuestas hechas.
Me comentaba una amiga hace poco, que empezó una conversación diciendo: “por favor, lo que más necesito ahora mismo es que me escuchéis y no que me deis vuestra opinión”.
Sería maravilloso que todos/as tuviésemos nuestras “Islas de cordura” (término que escuché hace tiempo y me gustó). Un espacio y tiempo para nosotros/as mismos/as, fuera del ruido, prisas, presión, incertidumbre de estos tiempos exigentes. Un lugar para hablar de lo que nos pasa en los diferentes sistemas de los que formamos parte; sentirnos escuchados/as y vistos/as; reflexionar con serenidad y encontrar las respuestas en nuestro interior.
El apoyo de una comunidad (equipo, grupo, círculo de confianza…llamémosle como queramos) potencia el proceso de desarrollo y crecimiento. Transitarlo en soledad es más difícil.
También una persona profesional externa, un/a coach por ejemplo, puede ser de gran apoyo. El/la coach nos acompaña y también nos desafía. Es respetuoso/a, empático/a, no nos juzga y también nos reta para ir hacia lo que queremos lograr. Es decir, nos propone una danza entre ritmo y melodía.
En Equilia ofrecemos procesos de coaching tanto de equipo como individuales. Si quieres saber más, hablamos.
Feliz semana