Desplegar el mapa
Judith Castillo
Uno de los posts clásicos que en Equilia solemos publicar es el de “la rentrée”, una reflexión de vuelta de verano. ¡Pues es lo que toca este primer lunes de septiembre!
Si bien no todas las personas coincidimos en las fechas de vacaciones, ni todas volvemos al trabajo, a la actividad, en este momento, septiembre trae consigo un cambio de ritmo palpable, hay movimiento.
Como comienzo ligero de esta nueva temporada, voy a compartir mi rutina en estas fechas. Quizás sirve para que digas “yo también” o todo lo contrario – y a lo mejor te lleva a alguna reflexión.
Quizás más que enero, septiembre es mi momento de transición y de reflexión y necesito orientarme para poder arrancar. Con agosto a mis espaldas, miro hacia adelante, donde se extienden los próximos meses. Entonces despliego un mapa.
Primero, la manera más prosaica, es desplegar la agenda. Hay citas, proyectos, con clientes nuevos y otros que ya son compañeros de viaje. Algunas cosas están claras, otras son desafíos y otras, aunque tengan fecha y título, quedan por definir.
Para “hacerme” con lo que está por venir, necesito visualizarlo. Así es como las citas abstractas en la agenda cobran vida. Si consigo ver la película en mi mente de “qué y cómo podría ser”, veo lo que puedo hacer para responder al reto, siento cómo se reduce el runrún, cómo aparecen las ideas y puedo moverme.
También, sin querer, me vienen preguntas – siempre en estas fechas:
¿Cómo me siento ante la vuelta de septiembre?
¿Qué quiero mantener en mis hábitos, acciones? Recuerdo lo que me ha funcionado antes de las vacaciones para conectar con la confianza en esa manera de hacer y darme un chute.
¿Qué ya no me satisface? ¿Qué ya no me representa? ¿Qué no me corresponde?
¿A qué digo que sí y a qué digo que no?
¿Hay elecciones que quiero hacer para acercarme más a lo que quiero?
¿Necesito preguntar a alguien para que me brinda apoyo?
Por experiencia, en cuanto a cambios, me va mejor si sólo pongo foco en dos o tres cosas. Y tomo nota cuando hago lo que me he propuesto, que no siempre va a ritmo ideal, pero 1 es más que 0 y eso me anima seguir.
Este verano en la playa de “mi isla”, saqué la foto de los meandros que se forman a marea baja. Me hizo pensar en que el mapa no es el territorio, que lo que parece linear cuando se planifica en la realidad es bastante aleatorio. A veces creo que tengo que optar por una cosa, decidirme por la mejor opción, planificar bien y al final resulta que varias opciones llevan al mismo lugar o a ninguno. Y que el tiempo dedicado a decidir y elegir lo podía haber dedicado directamente a la acción y ver lo que ocurre.
Después de todo, ante el delta de opciones, no siempre se trata de encontrar el camino perfecto, sino de avanzar y aprender en el proceso.
¡Feliz semana!