Juntos
Judith Castillo
Solsticio de verano. Con la llegada del verano, muchos acompañamientos de equipos llegan a su fin. Nuevamente este año, las dos socias de Equilia hemos tenido el privilegio de acompañar a varios equipos que realizaron los programas de Fabrika (https://www.fabrika.eus/es). Estos equipos, en su mayoría, suelen ser «naturales», es decir, las personas que los conforman también trabajan juntas en su día a día laboral.
Los programas de Fabrika están diseñados para guiar a los equipos hacia nuevas formas de ver, hacer y relacionarse. Son programas potentes, experiencias valiosas, independientemente de donde empiece el equipo su recorrido y hasta donde llegue.
Para que sea así, se diseña un menú de contenidos para cada sesión, las herramientas para acercar estos contenidos, la estructura, etc. y se asigna un/a facilitador/a experimentado/a. Pero hay un ingrediente, que no aparece explícitamente en ninguna de las recetas para estas sesiones. Algo similar a la salsa secreta que utilizan algunos/as chefs y que es clave para el resultado. Y es “estar juntos”.
Se podría decir que esos equipos ya están juntos; en su día a día comparten información, debaten y toman decisiones e incluso un café para que la organización funcione.
Pero el “estar juntos” que ofrece este tipo de acompañamiento es diferente. Es un espacio para descubrir juntos y para descubrirse mutuamente. Se habla, no del contenido de su trabajo, sino de cómo funcionan como equipo. Son espacios similares a reservas protegidas, ya que ahí se dan conversaciones que normalmente no tienen cabida en la vorágine del día a día.
Para que eso suceda se requiere que el equipo se comprometa a reservar ese espacio-tiempo fuera del día a día y es imprescindible de que sea un espacio facilitado, ya que los temas tratados necesitan que alguien haga explícitamente la invitación.
Los equipos suelen aceptar con curiosidad y generalmente con entusiasmo la invitación y se adentran en los senderos. Ahí descubren facetas diferentes de sus compañeras/os de trabajo y también muestran diferentes aspectos de sí mismas/os. Hay roce, risas y a veces una respiración profunda. No se trata de ser amigos (tampoco lo excluye), pero sí se trata de entender mejor a la otra persona, conocer sus experiencias, escuchar sus ideas, descubrir sus valores y entender sus opiniones, de verse como personas más allá de los roles que ocupan.
Estar juntos en un espacio facilitado es la salsa secreta que refuerza el vínculo entre las personas. Conocernos más genera una mayor conexión y cohesión y un sentido de pertenencia. Es algo que se puede dar con el tiempo en equipos, pero las sesiones facilitadas aceleran este fenómeno.
Y cuando las personas están “juntas” pueden empezar a trabajar realmente como equipo.
¡Feliz semana!