Radical Candor – Franqueza ¿radical?
Judith Castillo
El viernes pasado tuvimos que realizar un trámite en la administración pública, mi hijo y yo. Esta fue nuestra conversación al salir de aquella oficina:
Yo: El que nos ha atendido me ha parecido poco amable, casi con un punto de chulería.
El: Creo que has hablado demasiado.
Yo: (Pausa – callándome 5 “buenas razones” de porqué…xxx – Después recapacitando y con calma): ¿Qué te hace decir eso? Me interesa de verdad.
El: Parecía que te estabas justificando.
Yo: Ah, ¿sí?
El: Sí. Yo sólo habría hablado cuando me hubiera hecho las preguntas.
Tenía razón. Yo había sentido la necesidad de hacer contexto, de comentar incluso antes de que me hagan preguntas. Me había costado meses conseguir algunos documentos y me temía encontrarme con más trabas administrativas. Justificaciones. La perspectiva de mi hijo me hizo pensar sobre mi comportamiento del que no era consciente y su posible efecto.
El último post de Equilia escribí sobre Seguridad Psicológica. Hoy quiero traer a su hermana pequeña: Radical candor o Franqueza radical en español, de la que me acordé por la situación descrita arriba.
Una de las claves para crear seguridad psicológica es fomentar una cultura de comunicación abierta y de retroalimentación (feedback) honesta. Esto requiere el coraje de tener conversaciones difíciles.
Ahí es donde entra en juego la franqueza radical (Radical candor). Es la idea de entregar una opinión franca a la vez que mostrar aprecio genuino.
Kim Scott, autora del libro Radical Candor (2017), resume su planteamiento en una matriz que sitúa en dos dimensiones a las personas y también a las organizaciones según su cultura de feedback:
La dimensión Preocuparse y cuidar de las personas describe el grado en que las personas experimentan que se les valora, la percepción de que los/las demás hacen las cosas pensando en ellas y no para herirlas.
La dimensión Franqueza, retar a ideas y personas describe el grado de sinceridad con la que se expresa el feedback, tanto positivo como crítico.
El término «franqueza radical», que combina ambas dimensiones, puede sonar intimidatorio y algo extremo, pero Scott insiste mucho en que el aprecio es el telón de fondo. Por supuesto, es más fácil decir que hacerlo. Requiere práctica, tener valor al mismo tiempo que humildad y empatía para dar y recibir comentarios sinceros. Y yo añadiría ganas.
En su libro Scott describe cómo trabajar ambas dimensiones – compartir ideas y opiniones críticas por el bien de las personas y del equipo – y afirma que, si se hace bien, puede generar confianza y respeto y fortalecer las relaciones. Puede empujar a equipos a aprender, crecer, ser más eficaces y alcanzar sus metas.
Por cierto, en las organizaciones observamos con más frecuencia las opciones alternativas (los otros 3 cuadrantes) que describen comportamientos pasivo-agresivos y también observamos que producen cierta frustración, humillación, resignación y estancamiento.
Fomentar un entorno de seguridad y de franqueza van de la mano.
Pienso en la franqueza radical como la hermana pequeña de la seguridad psicológica (en parte porque “radical candor” me suena como los nombres inventados de las hijas de estrellas de Hollywood). Y siguiendo con esa imagen, al igual que una hermana pequeña a veces puede resultar molesta, la franqueza radical puede resultar incómoda al principio. Pero al final, merece la pena.
¡Feliz semana!