Milímetros de Oro
Septiembre suele ser un mes en el que hacemos buenos propósitos para el curso que comenzamos: apuntarnos a actividades extraescolares; introducir hábitos más saludables; hacer más ejercicio, etc.
Puede ser una bonita época precisamente por eso: por ilusionarnos y soñar con mejorar nuestras vidas. Pero cuidado con el tamaño de las metas que nos ponemos o los cambios que pretendemos emprender, porque podemos pasar de la ilusión a la frustración. Y cuantas más experiencias negativas acumulemos (cambios que no dieron sus frutos finalmente), menos creeremos en nuestra capacidad para conseguirlo.
Cambiar patrones a través de los cuales nos hemos acostumbrado a vivir, la famosa zona de confort, no es sencillo. Nos exige un mayor desgaste energético que el que nos supone mantenernos en el lugar en el que estamos. ¡Ojo! El hecho de que una persona esté en su zona de confort, no siempre quiere decir que esté en su mejor lugar. Puede que mantenerse en esa zona, a la larga, le pase factura física y/o emocionalmente, pero es una especie de ilusión de “equilibrio”.
Hacer cambios, pues, requiere un esfuerzo sostenido en el tiempo para sobrepasar esa montaña que separa nuestra zona de confort y el nuevo lugar que queremos alcanzar. Esa transición será más o menos difícil y larga según lo arraigados que sean los patrones que queremos cambiar.
Suele resultar más facil empezar con cambios “pequeños”, uno detrás de otro, sin pretender comernos la vaca de un bocado.
Nos gustó esta frase que escuchamos a una colega de profesión: “Valoremos cada milímetro de oro en nuestro proceso de cambio”. Y estamos completamente de acuerdo. Necesitamos comprensión y paciencia con nosotros/as/as mismos; reconocernos esos milímetros de oro que avazamos; no minusvaloremos nuestros esfuerzos, ni los de los demás… Estos procesos no se dan de la noche a la mañana porque no hay atajos – y si pensamos que sí, lo más probable es que no acabemos integrando el cambio, que volvamos hacia atrás.
El Modelo ADKAR® nos parece útil para diseñar un cambio consciente. Se trata de un modelo que describe 5 pasos secuenciales para un cambio individual exitoso:
Awarness (A): Tomar conciencia de la necesidad de cambio. Darme cuenta de dónde estoy accediendo a información que puede venir del exterior como de mi interior (información hasta ese momento inconsciente o que se me escapaba).
Desire (D): Deseo de llevar a cabo el cambio. Para encender la mecha de la motivación necesitamos conectarnos emocionalmente con los beneficios que nos puede aportar el cambio, vernos ya ahí.
Knowledge (K): Conocimiento sobre cómo cambiar. ¿Qué tengo que hacer? ¿Los pasos a dar? Muchas veces esta información nos la puede aportar alguien de fuera. Puede venir bien hablar con personas que ya hayan vivido el mismo cambio; o hacernos acompañar, como por ejemplo a través de un proceso de coaching. Además, estas personas externas nos pueden ayudar a valorar si de verdad tenemos claras las fases A y D.
Ability (A): Capacidad para implementar las nuevas habilidades y comportamientos adquiridos. La práctica va a ser determinante en el proceso de cambio. ¡Práctica, práctica y práctica!
Reinforcement (R): Refuerzo para sostener el cambio y no volver hacia atrás. Idear estrategias de refuerzo como por ejemplo: quedar con otra persona que esté llevando a cabo el mismo cambio que nosotros/as (al crear vínculo y comprometernos con otra persona, nos costará más romperlo). Para conseguir un reto personal, también existen los círculos de Working Out Loud (WOL) , un método creado por John Stepper. Son pequeños grupos de voluntarios que se apoyan mútuamente para cosenseguir sus objetivos respectivos. Podemos también convertir la nueva práctica en ritual (después nos resulta más difícil romper el rito). Y sobre todo, ¡celebrar cada milímetro de oro de avance!
Feliz semana
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