Las dos caras de la moneda
Vamos aproximándonos al fin de este año 2020. Se palpa cierta energía pesada y cansancio generalizado en la sociedad que son protagonistas en nuestras conversaciones. Pero no olvidemos comentar también que, en medio de tanta sombra, hay espacios de luz: personas que se han enamorado; bebés que han venido al mundo; el nacimiento de nuevos proyectos; amistades que surgen; enfermedades superadas….
Porque la vida es polaridad – Noche y Día; Vida y Muerte; Verano e Invierno; Masculino y Femenino…- polos dinámicamente interactuantes.
Y al igual que sucede en la vida, la interacción de las polaridades determina los encuentros o desencuentros de las relaciones humanas (con otros y con nosotros mismos).
Cuando hablamos de polaridad, nos referimos a dos partes de una cosa. Y las dos están en nosotros/as (alegría y tristeza; fortaleza y debilidad; dureza y ternura etc), vienen de serie. Lo que sucede es que, tal vez, tengamos una de ellas más desarrollada que la otra o incluso que no aceptemos la otra…pero ambas están en nosotros/as.
Cuando no aceptamos una de las polaridades, la proyectamos en otras personas y nos irrita (el yo tiende a buscarse en el tú. No aceptamos esa parte nuestra que vemos reflejada en el otro). Es decir, cuando los polos se disocian en las personas, aparece la alienación, la soledad y el sufrimiento.
Pero ni una parte es más, ni la otra es menos, sino que son dos caras de la misma realidad. Cuanto más las integremos, con más fuerza podremos vivir. Cuando acepto una de las polaridades y la integro, le da fuerza a la otra. Es como si, extendiese plenamente mis dos alas para que mi vuelo se convierta en mucho más fácil, agradable y bello que volando con una sola ala.
Lo bueno es que al aceptarlo en mí, lo aceptaré en los demás también.
Nos parece, pues, importante tomar conciencia de cómo las polaridades nos pueden potenciar o limitar. Por ello, os proponemos el siguiente ejercicio:
Te invitamos a escribir 3 adjetivos o características con las que te definas.
A continuación escribe el contrario de cada uno (Ej: si escribo Alegre, el contrario puede ser Triste).
Seguidamente te invitamos a decir en voz alta: “Soy X y también soy Y (lo contrario)” (ej: “Soy alegre y también soy triste”).
¿Cómo te sientes escuchándote decirlo? ¿Qué diálogo mantienes respecto a cada una de las polaridades? ¿Cuáles son tus creencias respecto a ellas? ¿Cuál sientes más desarrollada en ti?
Puedes también escribir o reflexionar sobre una situación donde hayas actuado con la polaridad con la que menos identificado/a te sientas.
¿Qué extraes de este ejercicio?
Feliz semana
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