Donde hay confianza da gusto
Hoy en día a todos/as, en mayor o menor medida, nos toca trabajar en equipo ya sea en nuestra vida privada o en la profesional. A veces con personas que elegimos y puede que esto lo haga más fácil – aunque también puede llegar a ser un inconveniente – pero en general con personas que no hemos elegido y con las que no siempre sentimos afinidad.
En cualquiera de los casos, nuestra habilidad para comunicarnos, nuestra destreza en las competencias conversacionales será básica para un buen trabajo en equipo ya que nuestras relaciones están determinadas por cómo nos comunicamos con las otras personas.
Una buena comunicación entre las personas ayuda a generar confianza que es la base para una buena relación y para “hacer equipo”. Pero hace falta algo más que una buena comunicación porque la confianza es ante todo una apuesta, es una elección consciente por parte de los miembros del equipo. Podemos elegir confiar o no confiar, pero no pretendamos relacionarnos o trabajar en equipo de forma fluida y satisfactoria con alguien de quien desconfiamos.
Se necesita valentía para sacar el tema sobre la mesa cuando se ha producido un malentendido o cuando algo nos ha disgustado, por insignificante que parezca, en lugar de pasarlo por alto por temor o pereza para afrontar conversaciones conflictivas o delicadas. Puede resultar incómodo, pero alimentar la confianza supone atenderla y cuidarla. Cuando un equipo decide que es su responsabilidad cultivar la confianza para hacer que los miembros del equipo se sientan satisfechos y disfruten del trabajo en equipo, se produce un cambio mágico que abre las puertas a la posibilidad, a la creatividad…
La semana pasada pudimos comprobar una vez más el poder de las conversaciones para cultivar la confianza en una reunión de arranque de proyecto donde varias empresas tenemos que trabajar en equipo. Uno de los miembros puso sobre la mesa un hecho que le había incomodado, habló abierta y tranquilamente sobre su sentir y permitió así aclarar ciertos malentendidos. Gracias a esta conversación pudimos reparar y reforzar la confianza permitiéndonos partir de una nueva base de relación mucho más satisfactoria para todos/as. De lo contrario es muy probable que el desarrollo del proyecto recién estrenado fuera a ser difícil, necesitando más energía y generando menos ilusión. La confianza es un elemento fundamental para emprender proyectos.
Merece la pena atrevernos a abrir conversaciones para crear, alimentar, reparar o reforzar la confianza (no dejemos pasar ningún incidente por tonto que parezca) ya que lo que podemos conseguir a cambio es un lujo.
¿Hay algo que no nos estemos diciendo y que esté impidiendo el buen funcionamiento en los equipos de los que formamos parte?
Feliz semana
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