¿Quieres ir rápido o quieres llegar lejos?
Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado (Proverbio africano)
“Total…ya lo hago yo, que así va más rápido. Es que pierdo menos tiempo haciéndolo yo que explicándolo y enseñándolo para que quede como quiero”
“¿Entre cuántas personas definisteis la Misión y Visión de esta empresa?”
“Lo pensó el gerente, después lo presentó al Equipo de Dirección y lo publicamos en la web.”
¿Cuántas veces hacemos las cosas nosotros/as mismos/as por avanzar más rápido?
Y aunque sea con la mejor de las intenciones, puede que ese tiempo supuestamente “ahorrado” lo tengamos que “perder” después (y ¡mucho! en ciertos casos), intentando convencer, motivar, seducir a las personas para ir en una misma dirección, conseguir objetivos comunes o hacer que las cosas avancen.
No podemos esperar de nuestros hijos/as, parejas, amigos/as etc. que se comprometan y/ o esfuercen en hacer ciertas cosas si no ven el interés o una buena razón para hacerlo (especialmente si sólo queremos que se hagan “a nuestra manera” y rápido).
Como tampoco nadie persigue un sueño ajeno. Por eso, no podemos pretender que las personas de una organización se adhieran automáticamente y con la mejor de su voluntad a una visión de empresa soñada sólo por unas pocas personas.
La semana pasada tuvimos el gusto de facilitar un proceso de participación con la plantilla de una empresa cliente. Espacios de diálogo y escucha, donde todas las personas de la organización podían aportar sus opiniones e ideas para construir conjuntamente la cultura (los valores, prácticas, estilo de relaciones, de liderazgo) que desean para su empresa alineándola con la estrategia.
Se abrieron varias sesiones en diferentes horarios a lo largo de la semana, noche y fin de semana incluidos para que todas las personas trabajadoras que así lo deseasen pudieran participar sin que su turno de trabajo supusiese un impedimento para ello.
Los procesos de participación son una apuesta e inversión clara en las personas y en los valores por parte de las organizaciones, ya que iniciativas de este tipo (anuales, en el caso de nuestra empresa cliente) requieren de tiempo y recursos, entre otras cosas porque la producción se deja de hacer mientras las personas participan en las sesiones.
Pero el resultado obtenido es tan positivo que puede ser un impulsor para “ahorrar” tiempo y energía después. El hecho de sentirnos escuchados/as y valorados/as, de compartir diálogo, juegos, emociones y debate con personas de nuestra organización con las que no trabajamos en el día a día, el cambiar de espacio y de tareas, el relacionarnos de otra manera (mirarnos como personas y no sólo como profesionales compañeros/as de trabajo) y el construir conjuntamente, contribuye a que el grado de adhesión y de compromiso con lo decidido o elaborado, así como el sentido de pertenencia, sea mayor que si lo hubiese hecho una sola persona por ir más rápido.
“Las personas necesitamos una buena razón para todo. Hacer las cosas porque sí, no sólo no nos motiva sino que normalmente nos exaspera. Necesitamos razones para trabajar, razones para amar y razones para vivir (…) una de las principales tareas de los líderes de equipos es la de favorecer esa conexión entre las aspiraciones individuales y la misión del equipo, entre la razón de ser del individuo y la razón de ser del equipo” (“Remando juntos” de Germán Nicolás)
¿Y qué tal si hacemos más “procesos de participación” también en nuestras familias, parejas o grupos de amigos? Sin duda, llegaremos más lejos construyendo juntos/as…aunque tardemos un poco más.
Feliz semana.
(Foto: John Warburton-Lee)
Etiquetas: cultura organizacional