Fin de curso
De pequeña me gustaba, y mucho, elaborar y llevar a casa la carpeta de fin de curso con todas las fichas y dibujos realizados durante meses. Sentía orgullo y asombro al recapitular y comprobar lo mucho que habíamos trabajado y aprendido durante ese curso.
Últimamente hemos estado pensando en ellas y recordando el bonito símbolo de cierre de etapa que representaban, ya que nos están coincidiendo varios finales de proyecto, de procesos de coaching y también preparativos de fin de curso debido a nuestra colaboración con centros de formación y con el Consejo de la Infancia de un municipio (ver post “No hay como preguntar a la gente”).
Observamos en las organizaciones y equipos con los que trabajamos que habitualmente ponemos mucha atención, empeño y dedicación en el lanzamiento de los proyectos y, sin embargo, el cierre de estos suele quedar un poco más desatendido porque “total, como ya hemos terminado…”, “¡no tenemos tiempo! Tenemos más proyectos entre manos”. No obstante, dar importancia al cierre de un ciclo es igual de importante que al comienzo. Un cierre “tibio”, sin más, puede quitar fuerza a todo el recorrido y disminuir la energía y foco para alcanzar los siguientes retos.
Para terminar proyectos y procesos de coaching nos parece valioso dedicar una sesión al cierre utilizando rituales o dinámicas: reconocer y agradecer lo aprendido y conseguido, definir los anclajes para no volver atrás, hacer balance de lo que no ha salido tan bien para mejorarlo de cara al futuro, dedicarnos palabras de felicitación, de agradecimiento o entregarnos obsequios con algún significado para nosotros/as, en resumen ¡celebrar el cierre, honrando lo recorrido con los compañeros/as de viaje! dándonos un buen abrazo, cantando o incluso bailando y siempre que sea posible con una comida. ¡No muy diferente de lo que hacíamos de pequeños/as en el colegio!
Es importante terminar bien para poder comenzar plenamente otra etapa. Cerrar una puerta para poder abrir la siguiente con la mejor energía y acierto.
Es una cuestión de aprendizaje y práctica que más allá del trabajo también podemos extrapolar a cualquier otro ámbito de nuestra vida, como por ejemplo:
- Hacer una reflexión consciente para cerrar el día al irnos a la cama: ¿qué me ha gustado de hoy?, ¿Qué no me ha gustado tanto o me ha salido peor?, ¿Cómo me siento con lo vivido hoy?, ¿A qué /quién agradezco?, ¿Qué puedo mejorar mañana?…
Hay familias que conversan sobre ello cuando están todos/as juntos/as cenando. O parejas que tienen como regla el nunca irse a la cama por la noche sin haber “arreglado” sus diferencias o enfados…
- Poner lo mejor de nosotros/as mismos/as, preparar con esmero y mantener, sin evitarlas, conversaciones de cierre de una relación de amistad, de pareja o relación laboral…
- Festejar el final de las vacaciones haciendo algo que nos guste mucho para comenzar con buen ánimo el trabajo o el nuevo curso etc.
- Hacer balance de ese viaje que hemos hecho en familia o con amigos/as con un buen vino o comida para volver a rememorar escenas cómicas, para felicitarnos por lo que ha salido genial y tomar nota de lo que podremos mejorar en futuras ocasiones.
¿Te has parado a pensar alguna vez cómo cierras tú los proyectos, relaciones, etapas… de los diferentes ámbitos de tu vida.
Os dejamos con esta reflexión ahora que se acerca el fin de curso.
Feliz semana
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