Una nueva oportunidad
Cada Enero me sorprendo con el curioso efecto psicológico que tiene el comenzar un nuevo año. Las cosas apenas han cambiado respecto a unos días antes y sin embargo, todo parece diferente.
Escribir un nuevo número de año, estrenar agenda con meses y fechas relucientes, programas sobre las mejores fotos o sucesos más significativos del año anterior, felicitaciones por todos los lados… Parece que todo esto nos lleva sin querer a tomar distancia y a hacer nuestra recapitulación personal del año que despedimos, a renovar ilusiones, esperanzas y marcarnos buenos propósitos para el nuevo ciclo en el que nos adentramos.
Iba a dedicar este primer post del 2018 al ejercicio típico de estas fechas: la famosa lista de objetivos o compromisos a cumplir los próximos 12 meses. Pero he cambiado de opinión. Más que un post sobre cómo elaborar la lista de buenos propósitos, me gustaría hacer una propuesta consciente a todos/as nosotros/as para el nuevo año.
Puede que a algunos/as os suene infantil, a otros/as cursi o una quimera pero lo digo con total convicción:
¿Qué os parece si damos una oportunidad al Amor en el 2018?
¿Qué os parece si nos damos una oportunidad a nosotros/as mismos/as?
Al igual que Queen y David Bowie dicen en su canción “Under pressure”
¿Qué sucedería en las organizaciones, en los equipos, en las familias, en la sociedad en definitiva, si canalizásemos en la dirección opuesta toda esa energía que gastamos consciente o inconscientemente en criticar, en mirar y pensar mal, en no escuchar opiniones diferentes a las nuestras, en descalificar, en confrontar, en preocuparnos únicamente por nuestro interés individual, en quejarnos y exigir pero no aportar, en no compartir nuestras posesiones, tiempo o atención, en la mediocridad, en competir, en dar esperando una vuelta, en enfadarnos o crisparnos?
Lo más probable es que a todos/as nos iría mejor y por ende el mundo iría mejor.
Nuestra propuesta, pues, para el 2018 es la de empezar a transitar del amor al poder al poder del amor.
Y para ello proponemos: más sonrisas, más palabras amables, más darnos la mano y echarnos una mano, más abrazos y besos, más miradas compasivas, más reconocimiento a los demás, más empatía, más hacer las cosas con el mismo mimo y ganas que si fueran para ti, más compartir, más diálogo y escucha, más entusiasmo, más pensar en el bien común, más humor, más cuidado y atención los unos a los otros…
¿Te sumas?
Feliz 2018 a todos y todas.
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