¿Casas imposibles?
Os pido que cojáis un papel y un bolígrafo, por favor.
Y que dibujéis una casa.
¿Listo?
Muy bien, entonces os pido que dibujéis una segunda casa diferente de la primera.
Fácil ¿verdad?
Vamos pues a por una tercera casa diferente a las dos anteriores.
Y ahora os pido que dibujéis una cuarta casa también diferente.
¡Vamos ahora a por esa quinta!
Ayyyyy….
Y así hasta llegar al límite de nuestra imaginación. Si hay límite…
Solemos utilizar este ejercicio de creatividad en procesos de participación y reflexión colectiva con grupos de personas (de edad adulta) en diferentes organizaciones. Y normalmente a partir de la cuarta casa, los resoplos empiezan a escucharse.
Sin embargo, la semana pasada tuve la suerte de poner en práctica este mismo ejercicio con niños/as de entre 7 y 8 años en el marco de un proceso de participación ciudadana que estamos facilitando. Se trata del Consejo de la Infancia del Ayto. de un municipio vizcaíno que pertenece a la Red de Ciudades de la Infancia de Euskadi.
¡No sólo no escuché ningún resoplo sino que lo que se oía eran gritos o expresiones de emoción ante el reto de una nueva casa diferente!
¡26 casas diferentes fue el record conseguido por una niña! Y porque teníamos que terminar el juego – podían haber continuado sin problema -… casa corazón, casa berenjena, casa espacial, casa salchicha, casa ascensor, casa helicóptero etc.
Qué gran libertad mental y capacidad de visualizar la de los niños/as. ¡Todo es posible para ellos/as! Se divierten y se emocionan en el proceso creativo, no entran a criticar o descartar las casas de sus compañeros/as, se atreven a probar, pierden la noción del tiempo, quieren lograrlo…y se crecen ante los retos.
¿En qué momento de nuestro desarrollo personal empezamos a negarnos esa libertad y a poner el foco en los obstáculos, en los límites, en descartar lo diferente? (tratamos este tema en el post La belleza del espacio entre los obstáculos)
Afortunadamente hay adultos que mantienen la conexión con su niño/a y se permiten soñar, imaginar, visualizar cosas que otros adultos en general no ven, que se atreven a tomar riesgos y que no se dejan desmoralizar por las críticas de los demás.
Gracias a personas así, este mes de Octubre hemos podido celebrar los 20 años del Museo Guggenheim de Bilbao. Esta “locura” que por el peso de sus detractores casi no llegó a ver la luz, hoy es un caso de éxito estudiado en todo el mundo por ser el catalizador clave en la transformación de la ciudad de Bilbao.
¡Después de visto todo el mundo listo!…
Queremos hacer hoy un homenaje a la visión, imaginación, coraje, tesón, determinación e ilusión por mejorar el bien común de aquellas personas e instituciones que no desistieron, que fueron a contracorriente logrando llevar a cabo un proyecto que hoy es el símbolo de la ciudad con el que mundialmente se identifica a Bilbao. ZORIONAK!
(Os recomendamos el documental “ de Santimamiñe al Guggeheim”
Feliz semana.
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