La Rentrée
¡De vuelta ya!
Benditas y necesarias vacaciones…
Tiempo de disfrutar en familia, de momentos cómplices de amistad, de descubrimientos fantásticos y a veces azarosos de nuevos lugares y también de feliz regreso a esos otros “de siempre” como cada verano.
Me siento contenta, descansada (qué sano resulta darnos permiso para “desenchufar” la mente del trabajo, aunque sean unos pocos días) pero sobre todo saboreando esa magnífica distancia o perspectiva que da el parar.
Esas gafas diferentes con las que observamos nuestra realidad, hasta las actividades más triviales del día a día, de otra manera:
“En vacaciones se me cambia hasta el paso” -me decía un amigo el otro día. Qué bonita imagen, pensé.
Esas gafas que tienen el don de hacernos ver de repente lo realmente importante, lo esencial, lo que añade significado a nuestras vidas frente a todo aquello que realizamos innecesariamente.
Pero ¿cuánto tiempo nos dura esa mirada más serena, más consciente diría yo?
Porque cuando volvemos a la rutina, pareciera que poco a poco nos fuera engullendo un engranaje gigante, una dinámica acelerada e intensa impuesta por nuestra sociedad, que tiene como resultado el empañamiento progresivo de la lúcida perspectiva conquistada durante las vacaciones.
La frase del poeta del sur de Francia, René Char, con la que me encontré precisamente en el sur de Francia durante estas vacaciones, lo ilustra con la belleza que aporta la poesía:
“L’essentiel est sans cesse menacé par l‘insignifiant” (« À une sérénité Crispée » -1951).
(« Lo esencial está incesantemente amenazado por lo insignificante» – “A una serenidad crispada”-1951).
Así que el reto que planteo para esta vuelta al cole, es preservar la serenidad con la que volvemos de vacaciones de la crispación, de lo insignificante. Es decir, procurar mantenernos centrados/as en lo esencial.
¿Te apuntas?
Feliz vuelta de vacaciones a todos/as.
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