¡Sin miedo! Encuentro con el sufrimiento
Hace poco, analizando el comienzo de año, tomé conciencia de que hay bastantes personas de mi entorno que están viviendo situaciones duras. Ya sea por problemas de salud propios o de algún familiar, por fallecimiento de personas muy queridas, por problemas en el trabajo o por el trabajo…
Una mujer maravillosa que conocí a través de un buen amigo, y que está en sus últimos meses de vida a causa de un agresivo cáncer, me dijo algo que se me ha quedado grabado: “la gente no sabe cómo tratarme cuando se enteran de mi situación. Ya no me miran como antes, con naturalidad. Parece que les fuese a contagiar la enfermedad o que viesen en mí a la muerte… les doy miedo…algunos se alejan de mí, otros no se atreven a preguntar nada…”.
Tal vez por todo esto y por una práctica frecuente de meditación, la palabra Compasión aparece muchas veces en mis pensamientos últimamente.
Parece que la compasión tiene ciertas connotaciones negativas en nuestra sociedad:
“No quiero que nadie sienta compasión hacia mí”
“Esto es una empresa y no una ONG”…
Y es que la compasión puede despertar ciertos miedos en nosotros/as:
- A que se nos vea como débiles por mostrar compasión hacia otros/as.
- A no querer ver el sufrimiento de los demás, sobre todo de personas muy cercanas.
- Nos puede hacer recordar experiencias dolorosas.
- Nos puede costar que otros/as nos cuiden o se encarguen de hacer cosas que antes hacíamos por nosotros/as mismos/as.
- Pensar que no nos lo merecemos o que nos va a hacer débiles
- …
Los miedos pueden ser barreras para vivir o desarrollar la compasión. Por eso, en este post, nos gustaría hacer un elogio de la compasión desde otra perspectiva que produzca otro tipo de emociones y que tiene que ver más con términos como el amor, el respeto, la dignidad, la humanidad, el servicio, el acompañamiento, el ponernos en disposición de…
La definición de Compasión dice así:
La compasión (del latín cumpassio y traducción del griego que literalmente significa «sufrir juntos», «tratar con emociones …», simpatía) es un sentimiento humano que se manifiesta a partir y comprendiendo el sufrimiento de otro ser. Más intensa que la empatía, la compasión es la percepción y comprensión del sufrimiento del otro, y el deseo de aliviar, reducir o eliminar por completo tal sufrimiento. Es percibir el sufrimiento de otra persona y conlleva el impulso hacia la actuación para disminuirlo.
Resaltamos la idea de impulso hacia la actuación que conlleva la compasión y que va más allá que la empatía. Porque en ocasiones, en nuestros equipos, organizaciones, sabemos que hay personas pasándolo mal y puede que caigamos en protegernos de los miedos arriba mencionados escudándonos en excusas por nuestra inacción como: no podemos mezclar plano personal y profesional, tenemos mucha carga de trabajo y estrés, no queremos/podemos inmiscuirnos en temas de otras personas por temor a que nos perjudique personal y profesionalmente, no creemos que podamos hacer nada a nuestro nivel…
En una sociedad tendente al individualismo y a la presión social por tener que estar siempre bien y estupendo/a, no olvidemos que somos personas antes que trabajadores/as, compañeros/as de trabajo o de clase, vecinos/as, clientes etc. Por eso, pasemos a la acción: preguntemos, llamemos interesándonos, demos un abrazo, miremos a los ojos, mostremos cercanía y disposición para ayudar, digamos alguna palabra amable…
Además, la neurociencia ya ha demostrado que la compasión y la autocompasión activan el sistema de bienestar: nos producen alegría y calma, nos ayudan a afrontar nuestros errores, a tomar riesgos, a manejar las críticas y los conflictos, a crear relaciones más armoniosas…
Feliz fin de semana.
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