¿Dónde estás?
“Tía, nos falta pasar por la farmacia” me dijo una de mis sobrinas mientras hacíamos compras juntas. Le miré sorprendida: precisamente acabábamos de pasar por la farmacia, pero ella tenía su atención en otra cosa: los whatsapps.
¿Eres capaz de acordarte de lo que has hecho hoy? ¿De lo que has comido? ¿De las personas con las que te has relacionado y cómo? ¿De lo que has sentido en diferentes momentos del día?
¿Cuánta atención pones? (Responde sinceramente…nadie te está escuchando 😉 El ritmo de vida acelerado que llevamos hace que, sin darnos cuenta, vamos la mayoría del tiempo con el “piloto automático”: reaccionamos a las situaciones, personas con las que nos encontramos en lugar de decidir conscientemente la mejor acción para cada caso.
Hacemos ejercicio para mantener en forma nuestro cuerpo pero ¿cómo entrenamos nuestra mente? ¿hacemos ejercicio para fortalecer nuestra atención, nuestra habilidad de observación y conciencia?
Pareciera que no tanto, aunque sepamos o intuyamos, al igual que sucede con el ejercicio físico, que si entrenásemos más, nuestros resultados serían exponencialmente mejores.
La semana pasada me comentaba un cliente al terminar la sesión de coaching lo bien que le vienen los ejercicios para centrarse, de respiración, que hacemos al comienzo para dejar a un lado el “barullo” que trae del trabajo/familia/preocupaciones para calmar su mente, para tomar conciencia de su estado emocional. En definitiva “Para estar a lo que tengo que estar y trabajar de manera eficaz. ¡y sólo lleva 5 minutos!”
Nos parece impensable empezar un partido de deporte sin calentar y sin embargo lo hacemos en el trabajo, en nuestras relaciones, con cualquier tarea que suponga un mínimo esfuerzo y requiera de concentración. Entramos en frío.
Os animamos, pues, a introducir el “calentamiento” en vuestro día a día: antes de ir al trabajo, antes de realizar una tarea, antes de estar con personas que os importan… en el fondo antes de cualquier tarea cotidiana por simple que parezca. No lleva más que unos minutos, pero veréis que puede cambiar mucho nuestra disposición a la hora de actuar, de hablar, de trabajar, de relacionarnos.
- ¿Cómo me siento para la tarea que tengo por delante?
- ¿Cómo de presente/concentrado/a estoy?
- ¿Qué pensamientos me hacen no estar del todo aquí / no tener toda la atención aquí?
- ¿Qué necesito para estar más presente?
- ¿Cómo decido estar aquí y en este momento?
Lo podemos también acompañar con una serie de respiraciones conscientes (centrar toda nuestra atención en el aire que entra y sale por nuestra nariz dejando pasar sin juzgar cualquier pensamiento o sensación que aparezca en nosotros/as).
¿Qué puedes perder?… ¡unos minutos nada más!
Si además quieres introducir una rutina para fortalecer tu atención y tu habilidad de observación, hay múltiples ofertas para ello: meditación, mindfulness, yoga, relajación…), prepárate a ver muchos cambios en tu calidad de vida y de relaciones.
Feliz fin de semana
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