¡Mira!
Judith Castillo
Mírame a los ojos es algo que digo. Sobre todo a mi hijo y cuando quiero asegurarme que preste atención a algo que le digo. Intento hacer lo mismo cuando él me cuenta algo que parece importarle.
Hay una mujer que ha llevado lo de mirar a los ojos a un nivel superior.
Marina Abramovic es una artista de performance provocadora y controvertida. Para su obra «The Artist is Present» (“La artista está presente”) que presentó en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 2010, durante 3 meses, 8 horas al día, se sentaba en una silla en una sala del museo, mirando fijamente a los ojos de cada visitante que se sentaba frente a ella.
El objetivo era crear un momento de conexión profunda con cada persona – con 1000 personas, 737 horas en total.
Muchas personas que participaron comentaron que fue una experiencia transformadora: se emocionaron, lloraron e incluso comentaron haberse enamorado de la artista.
Experiencias han demostrado que dos personas que se miran a los ojos durante unos minutos pueden crear una sensación de intimidad, aunque sean desconocidas. Hay una conexión emocional que sobrepasa las barreras de la cultura, del idioma, del otro.
Me acordé de esto trabajando con equipos en el marco de los programas de FABRIKA – Centro de alto rendimiento para la transición cultural de las organizaciones. En algunas de las sesiones se trabaja la importancia y el efecto de la escucha activa.
Últimamente, en dos equipos, después de las dinámicas de escucha activa, algunas personas comentaron que quizás nunca habían prestado una atención de tanta calidad a otra persona en el ámbito laboral.
En el trabajo, a menudo nos enfocamos en expresar nuestras propias ideas y escuchar a veces se parece más a espero mientras hablas para yo hablar. O también escuchamos y hablamos mientras estamos centrados en otra tarea a la vez.
En la siguiente sesión de trabajo, algunas personas de un equipo comentaron que habían puesto en práctica estar más presentes, prestar mayor atención a la otra/ otras personas en una conversación. Miraban a la persona, dejando pantallas y otras tareas de lado, mostrando interés, cotejando, asegurándose que la información que ambas partes querían transmitir se trasladaba.
Así buscaban reducir malentendidos y tensión y por ende realizar las acciones que tenían entre manos con éxito, pero también querían mostrar “me importa nuestra conversación, me importas tú”.
En cualquier equipo o en cualquier organización, más allá de comunicar de manera más efectiva, esto también ayuda a construir relaciones, a conectar.
Ahora bien, ¡ojo! con mirarse fijamente a los ojos de manera prolongada en el ámbito laboral, no sabemos a lo que nos puede llevar tanta conexión…según un estudio cabe el riesgo de enamorarnos si son más de 4 minutos…
¡Feliz Semana Santa!