Aprender a decir adiós
Hay personas a las que no les gusta despedirse. No saben cómo hacerlo y procuran evitar esos momentos.
Por el contrario, hay otras que tienen una facilidad especial para las despedidas. Lo hacen fluido, natural, incluso bonito.
Y en medio, estamos los que vamos haciendo lo mejor que podemos sobre la marcha, reaccionando a veces sin poner mucha conciencia a la manera en que decimos adiós…
Las despedidas y/o los cierres nos parecen todo un tema que merece reflexión, ya que nuestros juicios asociados, en general, son bastante negativos.
¿Te has preguntado alguna vez qué tal se te dan a ti? ¿Cuáles son tus creencias al respecto?
Hablamos hace ya más de un año en uno de nuestros Episodios Equilia sobre el arte de cerrar bien, enfocándolo en aquella ocasión a los finales de proyecto. Aunque lo que vayamos a decir podría también ser aplicable a cualquier relación de otro plano; hoy nos gustaría volver a traer el tema orientándolo esta vez a los equipos y organizaciones (que no dejan de ser relaciones, al fin y al cabo).
Estas últimas semanas hemos conocido dos casos de despidos, tanto en un equipo de empresa como en un club deportivo. Ambos han suscitado una controversia que nos han invitado a la reflexión. Nos referimos al despido del entrenador del Real Madrid baloncesto, Pablo Laso, cuando todavía le faltaba una temporada más para finalizar su contrato.
La manera en que se ha gestionado y comunicado la salida del técnico por parte del Club ha contribuido a que estalle la polémica. Eran conocidas las diferencias del entrenador con alguno de los directivos del Club, y la opinión pública ha entendido que su salud (sufrió un infarto recientemente) ha sido la exusa para quitarse de encima a este Coach referente del mundo del baloncesto.
Nos parece un ejemplo de cómo las formas de gestionar salidas, separaciones de caminos, cierres impiden poner en valor, y honrar en su justa medida, el trabajo y lo aportado por las personas en el momento de su salida.
Sin querer entrar en valoraciones sobre las razones de salida de las personas, ya sea decisión de la organización o de la propia persona; nos parece que la manera de decirnos adiós es un reflejo, tanto del nivel de conciencia de las personas, como de la cultura de los equipos/organizaciones.
También es cultura la manera en que los equipos/organizaciones acogen e integran a las nuevas personas. Sin embargo, a esto último le dedican reflexión, trabajo y energía creando buenos planes de acogida.
Vemos muy bien y necesario invertir recursos para aprender a darnos la bienvenida, ¿qué tal si también los dedicásemos a aprender a decirnos adiós?
¿Será que pensamos que a nosotros nunca nos va a tocar?
Feliz semana