Caffè Sospeso
Existe, desde hace más de un siglo, una tradición en los bares de Nápoles llamada Caffè sospeso (Café pendiente).
Cuando una persona tiene algo que celebrar, consume su café y deja pagado otro “Caffè sospeso” para quien venga después y no pueda pagárselo. Así, las personas sin recursos económicos preguntan si hay algún café pendiente, y si es el caso se le invita a uno pagado por otra persona completamente anónima.
De esta manera, se crea una cadena solidaria de cafés ya que ¡todo el mundo tiene derecho a un buen café en Nápoles!
Es un gesto para velar por el bienestar de las personas de la comunidad y para hacer accesible a cualquiera, uno de los pequeños placeres de la vida.
Bonita tradición ¿verdad?… y probablemente, si visitásemos algún bar Napoletano y nos contasen esta historia, dejaríamos un “Caffè sospeso” pagado con mucho gusto.
Pero… ¿haríamos lo mismo en otros entornos?
¿Os imagináis llevar este acto de solidaridad, generosidad y cuidado mutuo a otros planos de nuestras vidas?
¿Cómo sería llevarlo a nuestros equipos de trabajo? ¿Qué prácticas se os ocurren?
Por ejemplo….
Dejar las máquinas limpias (u otros materiales) para las personas del siguiente turno.
Dejar las salas, mesas y sillas recogidas después de usarlas pensando en los demás.
Respetar los tiempos de las reuniones para no tener a otras personas esperando y crear retrasos.
Entregar lo acordado en plazo y forma para que el equipo pueda avanzar con el trabajo.
Cumplir con los compromisos como muestra de respeto también a las otras personas del proyecto.
Dedicar un momento de verdadera escucha a un miembro de mi equipo.
Cultivar formas amables de relacionarnos y conversar, a pesar de nuestras diferencias.
Observar y estar pendiente del bienestar de los miembros de mi equipo.
Poder pedir ayuda a mis compañeros/as cuando lo necesito.
…
Y si lo llevamos a la familia….
Cambiar el rollo de papel higiénico cuando lo gasto.
Cerrar y bajar la basura cuando veo que está llena.
¿Os suena?
Nos parecen cosas obvias cuando nos referimos a nuestras vidas privadas, sin embargo, no lo son tanto en entornos a los que colocamos etiquetas como: lugares mecanicistas, fríos, de “vengo a trabajar y punto”, etc.
Estas creencias que escuchamos refiriéndonos al trabajo, nos provocan emociones que nos predisponen para ciertas acciones y modos.
Por ello, desde EQUILIA os animamos a llevar “el Caffè sospeso” a vuestros equipos y lugares de trabajo. Al igual que en los bares de Nápoles, velemos por el Bien Común y por el Bienestar de las personas en el mundo laboral también.
Os dejamos esta propuesta de reflexión en equipo para terminar:
¿Qué pequeñas prácticas y gestos concretos decidimos llevar a nuestro día a día de trabajo en equipo para honrar valores como: la Solidaridad, Generosidad y Bienestar de las personas?
Cada equipo elegirá las suyas, y veréis que es una bonita manera para cultivar la cohesión 😉
Feliz semana