Viajar juntos
¿Alguna vez has intentado programar el GPS sin introducir un destino claro y sin decir qué tipo de carretera prefieres (con peaje, por carretera rápida o parándote para admirar el paisaje, etc.)?
¿Te sueles quejar al GPS si no te lleva a donde y por donde te hubiese gustado ir, pero sin haberlo programado antes?
El ejemplo puede hacer sonreír, y sin embargo, en los equipos o grupos de trabajo observamos lo siguiente: Ya nos hemos sentado en los asientos del autobús que se llama reunión o sesión de trabajo. Con suerte ha habido una convocatoria indicando el destino del viaje – muchas veces es algo tan aproximativo como viaje al Mediterráneo. Con más suerte pone “Costa de Málaga. Y así, mientras nos acomodamos en nuestro asiento, pensamos en “nuestra versión” del viaje. Una sueña con hacer un desvío por Granada y otro espera pararse en Jaén para comprar aceite. ¡Abrocha el cinturón, ya arranca el autobús! Pasa el tiempo, llegamos a algún lugar que satisface a unos y menos a otras. Alguien pregunta: ¿Hemos llegado ya? ¿Hemos llegado bien?
Salir de viaje con un destino así de nebuloso es poco probable en un viaje en grupo, pero en las reuniones de equipo o sesiones de trabajo es algo bastante habitual. Conocemos el tema que nos ha hecho reunirnos, pero muchas veces no tenemos claro o no está compartido el resultado concreto que buscamos.
Cuando acompañamos a un equipo en reunión o sesión de trabajo, hacemos estas preguntas al inicio aun cuando haya una agenda y/o convocatoria – y sobre todo cuando no las hay: ¿Para qué estamos aquí? ¿Con qué resultado concreto queremos salir de esta puerta al terminar esta reunión/sesión?
Verbalizar y alinear el/los resultados concretos que se quieren conseguir (ya que a pesar de la agenda, en cada mente hay matices individuales) reduce el riesgo de no conseguirlos y llegar al final de la reunión con cierta frustración (como mínimo de haber perdido el tiempo).
Además aumenta la probabilidad de conseguir lo buscado porque el foco de todas las personas está puesto en lo mismo y las energías se desperdician menos. Y también se acepta mejor cuando alguien para a otra persona diciendo, no te vayas por ahí, nos estamos desviando.
Existen diferentes métodos y herramientas para estructurar y facilitar una reunión o sesión de trabajo y conseguir los resultados buscados. Hoy sólo queremos insistir en esa pauta, pequeña, sencilla, pero indispensable a la hora de diseñar una reunión y sobre todo a la hora de arrancarla: mirar todos en la dirección de un mismo “destino”.
Luego, durante el viaje, siempre pueden aparecer “imprevistos”, pero podemos tomar la decisión consciente de modificar nuestra ruta y sabemos cómo hemos llegado donde hemos llegado.
Así que arranca tu próxima reunión como arrancarías un viaje en el que quieres utilizar el GPS: introduce la dirección exacta y compartida entre el grupo de viajeros.
¡Feliz semana!