“Lo esencial es invisible a los ojos”
“Lo esencial es invisible a los ojos”
(Antoine Saint-Exupéry, El Principito)
¿Cuándo fue la última vez que miraste a alguien a los ojos y sostuviste la mirada unos segundos?
¿Cómo te sentiste haciéndolo? ¿Qué sucedió?
Si ya no te acuerdas, te invitamos a que pruebes con alguien que esté cerca de ti en este momento.
No es lo mismo Mirar que Ver.
Cualquier persona que no sea ciega puede ver pero tal vez no sepa mirar. Y hay ciegos/as que saben mirar muy bien a las personas…porque las miran con los ojos del alma. Ahí está la diferencia entre Ver y Mirar.
Es una delicia escuchar a Liliana González explicándolo en su charla TED “Volver a Mirarnos” que recomendamos vivamente.
A pesar de la hiperconectividad de esta era digital, pareciera que las pantallas nos han separado físicamente, nos han desentrenado en la capacidad de mirarnos y nos han robado algo de humanidad. Porque, como dice Liliana González, “la mirada se construye siempre en el encuentro con el otro”.
Nos miramos poco. Pero cuando lo hacemos, en general, no nos deja indiferentes: parpadeamos,apartamos la mirada rápidamente, hacemos algún chiste para quitar hierro, sentimos pudor, deseo, nos ponemos colorados/as, nos sentimos intimidados/as, agredidos/as.
¿Somos conscientes de cómo es nuestra mirada hacia los demás? ¿Cuál es nuestra tendencia, nos fijamos más en los aspectos positivos o negativos de las personas?
Y lo mismo respecto a nosotros/as mismos/as: ¿Qué mirada nos dedicamos? ¿Amorosa, implacable, severa, flexible, humillante, divertida…?
Tomar consciencia de esto puede brindarnos información valiosa sobre nuestra manera de estar en el mundo, de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y con la vida.
Cuando miramos (sin necesidad de palabras) a una persona más allá de lo que vemos a primera vista, más allá de nuestros prejuicios y de nuestros egos; cuando reconocemos al Ser que hay en el otro/a como alguien legítimo (con sus bondades,sus miserias y sus necesidades), se da una conexión genuina. Se crea un vínculo real que facilita el entendimiento, la comunicación y la interacción.
Hacemos, pues, un llamamiento a practicar el arte del encuentro y de la mirada sincera desde todo nuestro Ser: en las empresas, en las familias, en las parejas, en las comunidades…en definitiva, en todos los sistemas en los que interactuamos.
En Equilia no desistimos en el intento con los equipos y organizaciones a los que acompañamos en procesos de transformación.
Y qué mejor manera de despedirnos con la palabra originaria del sánscrito, Námaste: saludo que se hace desde el corazón para establecer una conexión genuina con la otra persona más allá de nuestro ego y de su ego.
Feliz semana
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