No llega antes el que va más rápido
…sino el que sabe dónde va (Séneca)
Estamos en semanas de matrículas Universitarias. A estas alturas la Universidad nos queda bien lejos, cierto, pero últimamente estamos rodeadas de jóvenes escogiendo la carrera o módulo que van a estudiar durante los próximos años. Se debaten entre los nervios, el vértigo y la emoción de saberse ante una nueva e importante etapa de la vida. Un pasaje a la vida adulta.
Y qué bonito, para los/las que ya tenemos cierta edad y experiencia, mirarlos/as (con una sonrisa interior) y entender que tienen todo por construir todavía, que disfrutan de la oportunidad de “pintar” su lienzo en blanco como quieran o mejor puedan y, también, de confundirse y cambiar de opción.
Los/las hay que lo tienen muy claro, incluso hablan de vocación, algunos/as acaban estudiando la carrera “escogida” por sus padres y luego hay un gran número de chavales/as que no saben o tienen muchas dudas.
En este último caso, nos gusta hacerles preguntas más allá de las conversaciones que giran alrededor de las supuestas “salidas laborales”, de la dificultad de los estudios, de las asignaturas, de las notas:
¿Qué te gusta hacer? ¿Qué se te da bien?
¿Cómo te gustaría verte en el futuro? ¿Haciendo qué? ¿Siendo cómo? ¿Contribuyendo cómo?
¿Qué te hace vibrar?
Podemos trasladar esta misma reflexión al caso de los equipos y las organizaciones. Porque, a menudo, nos hablan de la necesidad y/o urgencia de definir líneas estratégicas, desarrollar y desplegar planes de gestión, políticas, procesos, sistemas etc. Y todo eso está muy bien, y es totalmente necesario para una buena estructura y funcionamiento de un equipo u organización. Pero, hay una reflexión previa que a menudo pasa desapercibida o a la que no dedicamos tiempo. Se trata de definir primero el Marco Filosófico del equipo u organización:
Quiénes somos, qué hacemos (en qué somos buenos), quiénes queremos ser (nuestra identidad, nuestros valores, lo que nos diferencia del resto) y cuál es nuestro Propósito (nuestro futuro deseado, el para qué). Nos referimos a un ejercicio que va mas allá que el de plasmar unas frases de Misión, Visión, Valores que queden bien en la página web o un folleto comercial. Lo valioso es el proceso de debate, de reflexión, de “introspección”, de confrontación sobre por qué esto sí y lo otro no.
Si conseguimos definir nuestro Marco Filosófico que resume lo que realmente queremos y nos importa, y sentimos que estamos en línea con lo más importante para todos/as, tenemos una referencia que nos empodera, que nos da impulso. Además es un filtro que nos permite comprobar si vamos en la buena dirección: a la hora de definir la estrategia, la cultura, los planes de gestión, procesos, sistemas. Y nos ayudará a ir más rápido en su despliegue, porque sabemos hacia dónde vamos y para qué hacemos cada cosa.
Recordemos que, las personas no trabajan juntas si no tienen algo en común (un proyecto de futuro, un propósito). Y nada puede sostenerse en el tiempo si detrás no hay valores.
Feliz semana.
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