Sin ánimo de domar
En un abrir y cerrar de ojos, nos hemos plantado en Mayo…
Y nos sorprendemos (asustamos) de la velocidad vertiginosa en la que avanza el año…¡pareciera que las semanas y los meses vuelan!
La percepción del paso del tiempo es subjetiva y cambia constantemente según el contexto. Su paso es más o menos rápido según la tarea que estemos realizando, según la intensidad del trabajo o actividad, según nuestro estado de salud, según la edad (aquellos cursos escolares que se nos hacían eternos cuando éramos niños/as)..
Desconocida hasta hace poco, un equipo de científicos noruegos ha descubierto la causa biológica de esta subjetividad temporal que se halla en una región cerebral encargada de gestionar el tiempo.
Afirman que la manera en que sentimos el paso del tiempo tiene un papel muy importante en nuestras vidas ya que tener la sensación de que controlamos los tiempos, debe ser un factor clave del bienestar somático y mental de las personas.
Aunque el control no es más que eso…una sensación. Una ilusión que nos da una falsa seguridad. Por supuesto que nos parece importante construir cronogramas de proyecto donde aparecen claras y ordenadas las acciones, responsables y tiempos. Es una excelente herramienta para organizar y “controlar” la evolución de los proyectos, ya sean en el ámbito laboral como en el personal (cronogramas para hacer mudanzas, para organizar viajes, bodas etc.).
Pero lo que pensábamos seguro y bajo control puede cambiar rápidamente. Imprevistos y factores que se nos escapan hacen que nuestra previsión se vuelva irreal (especialmente en esta época turbulenta y cambiante para las organizaciones, donde los Planes de Negocio y de Gestión pueden quedar obsoletos en pocos meses).
Tengamos cuidado en no caer en la rigidez respecto a la gestión de los tiempos, para que aquello que queremos controlar a toda costa, no acabe por controlarnos a nosotros/as. Como siempre y como en todo, en el equilibrio está la virtud.
¿Cómo sería probar a fluir un poco más con este río que es la vida?
Dar pasos para transitar del control hacia la confianza; pararnos más a menudo a discriminar lo urgente de lo importante; permitirnos disfrutar un poco más del momento presente…
Nos despedimos con esta reflexión y con este bello texto:
“¿DESPUÉS?, No hay ‘después’. Porque después el té se enfría, después el interés se pierde, después el día se vuelve noche, después la gente crece, después la gente envejece, después la vida termina; y uno después se arrepiente por no hacerlo antes cuando tuvo la oportunidad”.
Feliz semana.
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